Las verdades sobre el aceite de palma

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El aceite de palma es el aceite vegetal más utilizado en todo el mundo, tanto en la industria alimentaria como cosmética. Este tipo de grasa consumido de forma habitual en sustitución de otros como el aceite de oliva o de girasol puede producir perjuicios para la salud, por lo que es importante saber dónde se encuentra y reducir su consumo. Es importante destacar, que otros aceites saludables como el aceite de oliva y el aceite de girasol, también son aceites vegetales, por lo que el término es muy amplio y tenemos que saber detectar en el etiquetado que tipo de aceite se está empleando para ser críticos en la elección de nuestros alimentos.



Procedencia y problema de su cultivo intensivo

El aceite de palma proviene del mesocarpio de la fruta de la palma, siendo esta planta originaria de África Occidental, donde cada vez se está reduciendo más su consumo debido a la divulgación de sus efectos perjudiciales para la salud (1). Pese a ello, su principal área de producción se encuentra en Indonesia y Malasia, zonas críticas por los problemas de deforestación que están sufriendo, y que se espera que aumenten en los próximos años.

Composición del aceite de palma

El aceite de palma está formado en un 48 % por ácidos grasos saturados (principalmente el palmítico), un 37% aproximadamente de ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico sobre todo) y el 10% restante de poliinsaturados. Si dividiéramos el aceite de palma en dos, obtendríamos por un lado la oleína (fracción líquida) y por otro, la estearina (fracción sólida) a partir de la cual obtenemos margarinas y otros procesados.  (2)

Algo que no se conoce, es que el aceite de palma en su estado natural es rico en vitaminas como la vitamina A y E y betacarotenos (precursor de la vitamina A), muy beneficiosos para el organismo y fuertes antioxidantes. Son estos compuestos los que le confieren un color natural anaranjado rojizo. Tras el proceso de refinamiento en la industria, pierde su composición nutricional por lo que el aceite que llega a los consumidores, no es comparable ni tiene poder antioxidante. (2)

Efectos para la salud

El consumo habitual de aceite de palma se ha relacionado con gran diversidad de enfermedades: cáncer, diabetes Mellitus tipo II, obesidad y enfermedades cardiovasculares de diversa índole. (3) Si bien, se necesita nuevas investigaciones que corroboren los resultados e incluso aclarar ciertos puntos controvertidos que varían entre unos estudios y otros. Es importante además distinguir entre los ensayos clínicos y los estudios in vitro o en animales, que no son extrapolables en su totalidad. (4)

Según el Consenso de la FESNAD sobre Grasas y Aceites, un exceso en el consumo de ácidos grasos saturados como sería una gran parte del aceite de palma, se asocia con modificaciones negativas en el perfil lipídico, es decir: un aumento del colesterol sanguíneo total, aumento del colesterol LDL, y ligeramente del HDL. El aumento del cociente LDL/HDL es un claro factor de riesgo de enfermedad coronaria. En cambio, sustituir una dieta rica en AGS (ácidos grasos saturados) por AGI (Ácidos grasos insaturados) disminuye el colesterol total, LDL y ligeramente el HDL. (5)

Una revisión sistemática de la Sociedad Americana de Nutrición concluyó que una dieta rica en aceite de palma tiene efectos negativos en comparación con una dieta rica en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, puesto que el colesterol total y el LDL es más alto en general. En el único caso que era favorable tomar aceite de palma, era frente a las grasas trans a las que pretende sustituir en la industria. En cambio, en personas jóvenes o con menor porcentaje corporal de grasa los cambios fueron menos significativos. (4)

En efecto,  existen muchos estudios científicos que no avalan que el aceite de palma aumente estos parámetros, incluso se ha encontrado valores más bajos en algunos casos. (6) Probablemente esta diferencia de resultados se deba entre otros factores, a las diferentes composiciones del aceite de palma al natural y refinado, las diferencias entre estudios y sus limitaciones, y que los efectos perjudiciales de las grasas saturadas varían entre ácidos grasos diferentes. Varios estudios han comprobado que no es aterogénico y que no tiene un claro riesgo de aumentar la enfermedad cardiovascular. (6)

Respecto a su influencia en la obesidad, debemos recordar que es un estado inflamatorio del organismo debido a la liberación de mayor cantidad de citoquinas proinflamatorias por parte del tejido adiposo entre otros órganos, como: IL-6, CD14, TLR4… Pues una dieta enriquecida en aceite de palma promueve un aumento mayor de estos factores. Por otro lado, puede modificar la microbiota intestinal hacia otra población que predispone a la obesidad y hasta posiblemente a la Diabetes Mellitus II.(4) Altas dosis de aceite de palma puede inducir resistencia a la leptina, característico de obesogénicos, que promueve desórdenes metabólicos y además provoca tendencia a desarrollar resistencia a la insulina y diabetes. (2)

Respecto a su correlación con las enfermedades cardiovasculares, además de su influencia en los parámetros lipídicos mencionados anteriormente, influye en el cociente de las proteínas que conforman las lipoproteínas: Apo B/ Apo A-I, cuyo aumento está relacionado con mayor riesgo de estas patologías.  (1)

Un aumento de 20mg de colesterol sérico se traduce como un aumento del 12% de enfermedad cardiovascular. Estos valores no están claramente relacionados con la hipertensión pero está investigándose si tienen puntos en común (2).

Solo unos pocos estudios avalan el aumento de riesgo de padecer algunos cánceres como el de mama, por lo que no podemos esclarecer esas evidencias todavía. Para que el aceite de palma tenga un efecto cancerígeno asegurado, debería haberse frito a más de 200ºC al igual que le sucedería a otros aceites, según la EFSA (4).

Dónde podemos encontrarla y cómo podemos detectarla

Podemos encontrarla en gran cantidad de productos procesados en el mercado debido a sus propiedades que le confieren estabilidad, palatabilidad y una textura cremosa a temperatura ambiente. Los productos para untar como margarinas, cremas y coberturas de chocolate que sin usar aceite de palma se derretirían con facilidad, bollería, snacks, chips y fritos, precocinados… (7)

Evidentemente un buen motivo para que esta grasa tenga un uso tan destacado es su precio, ya que es sumamente económica. Además, se obtiene con facilidad, es semisólida a temperatura ambiente, permite mantener la vida útil del producto durante más tiempo y la estructura estable y además, puede sustituir a las grasas trans o parcialmente hidrogenadas, altamente perjudiciales para la salud por su estructura química producida en el proceso industrial. En el caso de las frituras, se oxida menos que otros aceites pudiendo reutilizarse más tiempo, aunque en España no suele emplearse, e incluso, impide el enranciamiento del alimento que la contiene.

Cómo distinguir el aceite de palma en los alimentos procesados

Para distinguir si un producto lleva aceite de palma o no, tenemos que comprobarlo en la lista de ingredientes. Hay que tener en cuenta que los ingredientes aparecen ordenados de mayor a menor según su presencia en el producto envasado.  Pues si el aceite de palma se encuentra de los primeros ingredientes de la lista, nos indica que está en altas concentraciones y no sería adecuado consumir el producto de forma habitual. Afortunadamente, las recientes modificaciones en la normativa del etiquetado ya exige que se especifiquen las grasas que se usan, sin utilizar el paragüas genérico de «grasas vegetales´´ que muchos fabricantes usaban hasta el año pasado, y no nos permitía distinguir el tipo de aceite utilizado.  Los aceites de elección serán el aceite de oliva virgen y el aceite de girasol (preferiblemente alto oleico) tanto en crudo como para el cocinado.

Como hemos podido comprobar, una dieta desequilibrada que no cumpla las recomendaciones de consumo de todos los grupos alimentos y abuse de grasas saturadas como el aceite de palma, puede conllevar graves problemas para la salud. Por otro lado, aprender a distinguir el aceite de palma de los alimentos mediante el etiquetado, es un punto clave de educación nutricional para poder saber qué estamos comiendo realmente y elegir las opciones más saludables.

Referencias bibliográficas:

1.       Boateng, L., Ansong, R., Owusu, W. B., & Steiner-Asiedu, M. (2016). Coconut oil and palm oil’s role in nutrition, health and national development: A review. Ghana Medical Journal50(3), 189–196.

2.       Gomez S.M; Vélez, A; Mondragón, A.; (2010). Efectos del aceite de palma sobre el perfil lipídico de los consumidores. Palmas. Vol 31, No 2.

3.       Mancini, Annamaria; Imperlini, Esther; Nigro, Ersilia; Montagnese, Concetta; Daniele, Aurora; Orrù, Stefania; Buono, Pasqualina. (2015). «Biological and Nutritional Properties of Palm Oil and Palmitic Acid: Effects on Health.» Molecules 20, no. 9: 17339-17361.

4.       Fattore, E; Bosseti, C; Brighenti, F; (2015). Palm Oil Consumption Increases LDL Cholesterol Compared with Vegetable Oils Low in Saturated Fat in a Meta-Analysis of Clinical TrialsJ. Nutr. 145: 1549-1558

5.       FESNAD, 2015. Consenso sobre las Grasas y Aceites en la Población Española Adulta

6.       Odia, O. J., Ofori, S., & Maduka, O. (2015). Palm oil and the heart: A review. World Journal of Cardiology7(3), 144–149. http://doi.org/10.4330/wjc.v7.i3.144

7.       OCU, 2015. Ocu, la fuerza de tus decisiones. Informe: todo lo que debes saber sobre el aceite de palma. Disponible en: www.ocu.org

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