Encuentran los elementos clave que relacionan las grasas de la dieta con el cáncer de colon

| Publicado por | Categorías: Estudios científicos, Nutrición y dietética

Un estudio de la Universidad de Arizona (EE.UU.) ha identificado que las grasas de la dieta fomentan la activación de unos genes denominados PPAR. Estos se asocian con la producción de otras moléculas pro-inflamatorias muy relacionadas con la proliferación del cáncer colorrectal. La supresión genética de estas PPAR se presenta como una nueva diana terapeútica para el segundo tipo cáncer más mortal.

El estudio en laboratorio con ratones ha sido dirigido por el investigador y médico, Dr. Raymond DuBois, del Laboratorio de Inflamación y Cáncer del Instituto Biodesign de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) en colaboración con de la Escuela de Medicina de Vanderbilt (Tennessee) y la Fundación de Investigación de Cincinnati Children (Ohio) (1).

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Este equipo de investigadores ha estado 2 años tras la búsqueda de los vínculos entre la inflamación y el cáncer colorrectal por ser la segunda causa principal de muerte por cáncer en los EE.UU. Finalmente este equipo ha hecho un gran descubrimiento pues han identificado que una molécula llamada Receptor delta Activador del Proliferador de Peroxisomas (d-PPAR) está íntimamente relacionada con la progresión del cáncer de colon.

La evidencia de este vínculo proviene de los datos que demostraron previamente que el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides reducía el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal en un 40–50%. Este tipo de medicamentos van dirigidos a anular una enzima llamada ciclooxigenasa 2 (COX-2), que interviene en la producción de otra molécula pro-inflamatoria, la prostaglandina E2 (PGE2). Esta PGE2 se encuentra en altos niveles en tumores colorrectales y el equipo de investigación de DuBois ha seguido la pista de la fabricación de estas moléculas en la célula con el fin de descubrir pasos claves en sus rutas metabólicas o de expresión genética que pudieran ser detenidos sin perjuicio para el resto del funcionamiento celular.

En el trabajo recientemente publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” han demostrado que al bloquear la expresión del gen responsable de la fabricación de la molécula PPAR en los ratones, se detenía el de iniciación y progresión del crecimiento tumoral.

¿Por qué se relaciona la grasa que ingerimos con el cáncer de colon?

Los peroxisomas son unos orgánulos con forma de vesícula situados en el citoplasma de las células animales que ejercen una función de detoxificación. En su interior contienen gran cantidad de enzimas entre las que destacas las oxidasas y peroxidasas, esenciales en la lucha contra las especies reactivas del oxígeno que provocan daño celular.

Pero estos orgánulos, formados a partir del retículo endoplasmático, también están íntimamente relacionados el metabolismo y transporte lipídico encargándose, por ejemplo, de acortar los ácidos grasos de cadena muy larga para hacerlos accesibles a la mitocondria donde se usan de fuente de energía; También se encargan de oxidar la cadena lateral de colesterol en la síntesis de bilis e intervienen en la síntesis de ésteres lipídicos, es decir, en la formación de fosfolípidos indispensables para las membranas de la célula pero también de triglicéridos, la forma acumulable de los lípidos de la dieta.

Por tanto, las moléculas delta-PPAR juegan un papel esencial en la regulación del almacenamiento de grasas en los adipocitos. Estas delta-PPAR están localizadas en la membrana nuclear de las células adiposas y se encargan de regular la expresión de sus genes de forma que pueden activar o frenar la formación de peroxisomas (como su propio nombre indica “Receptor Activador del Proliferador de Peroxisomas”) y, por lo tanto, pueden activar o frenar la formación y acumulación de triglicéridos. Si la cantidad de grasa ingerida en la dieta es elevada, estas delta-PPAR activarán los genes de acumulación de triglicéridos que conllevan a obesidad y al proceso inflamatorio asociado.

En la citada investigación, los científicos comprobaron que al bloquear estas PPAR en las células tumorales de colon de ratón, el equipo comprobó que no mostraron signos clínicos o celulares de la inflamación crónica. Midieron los niveles de la molécula pro-inflamatoria COX-2, muy asociada al cáncer de colon, y encontraron que no estaba elevada. Otro gran descubrimiento es que con el bloqueo de los genes PPAR, tampoco se ven alteradas las células inmunes relacionadas con los procesos inflamatorios.

Por todo ello, este trabajo ha abierto una esperanza de tratamiento para este tipo de cáncer y de la enfermedad inflamatoria intestinal ya que se va a incentivar la investigación clínica encaminada a encontrar formas de bloquear dicho gen en los humanos.

Las moléculas PPAR íntimamente relacionadas con las enfermedades crónicas

Muy relacionado con el anterior estudio, hay otro previo publicado en el año 2009 que llegó a la conclusión de que moléculas gamma-PPAR fomentaban la proliferación del carcinoma gástrico y, fomentando la producción de otra molécula (15d – PGJ2) agonista de ésta, es decir, capaz de hacer una función similar, sin embargo detenía el crecimiento de las células cancerosas del estómago (2).  

Otro trabajo muy interesante en relación a estos receptores PPAR concluía que ratones que tenían más cantidad de PPAR delta y beta, tenían más islotes de Langerhans que además liberaban insulina más rápidamente que los ratones normales. Según los autores del trabajo, este hallazgo podría, en un futuro, ayudar en las terapias génicas para personas con diabetes permitiéndolas curar su padecimiento (3).

Por resaltar otro estudio, de los muchos que hay, los investigadores de la Universidad de Würzburg en Alemania relacionaron los PPAR alfa y gamma con una mejor protección cardiaca frente a episodios de isquemia (4). En concreto concluyeron que las personas con mayor cantidad de estas PPAR tienen un mejor “precondicionamiento isquémico remoto” que es un mecanismo fisiológico por el que se dan breves episodios de isquemia-reperfusión que, posteriormente, protegen el corazón atenuando el daño por episodios serios de isquemia causado, por ejemplo, durante las cirugías de aneurisma cardíaco y aórtico. 

Conclusión: Hasta que se desarrollen las terapias génicas que permitan suprimir la expresión de los genes PPAR, el simple gesto de reducir el consumo de grasas en la dieta de los pacientes de cáncer gástrico, de mama o colon, se estaría previniendo la proliferación de las células tumorales. De igual manera, es muy recomendable que las personas que tienen casos cercanos en la familia de éstos cánceres lleven una dieta adecuada que les prevenga de la obesidad y la acumulación adiposa.

Referencias:

1.- ASU Biodesign Institute, Arizona State University – Press Raleases. PNAS published online 21th April (DOI: 10.1073/pnas.1324233111).

2.- Ma et al. Peroxisome proliferator-activated receptor-g is essential in the pathogenesis of gastric carcinoma. World J Gastroenterol, 2009; 15(31): 3874-3883.

3.- Iglesias et al. PPARβ/δ affects pancreatic β cell mass and insulin secretion in mice. J Clin Invest, 2012; 122 (11): 4105–4117.

4.- Lotz et al. Activation of peroxisome-proliferator-activated receptors α and γ mediates remote ischemic preconditioning against myocardial infarction in vivo. Exp Biol Med, 2011; 236 (1): 113-122.

Noticia elaborada por Noemí López Ejeda (Asociada SEDCA) @LopezEjedaN en Twitter

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