El consumo diario de bebidas azucaradas podría inducir al hígado graso no alcohólico

| Publicado por | Categorías: Estudios científicos
Un nuevo estudio ha determinado que beberlas todos los días aumenta el riesgo de esta enfermedad hasta 1,16 veces y aumenta significativamente los niveles de transaminasas, lo cual, no se ha podido comprobar para las bebidas light. El hígado graso en sus casos más severos puede acabar en cirrosis. 

La patología denominada como hígado graso no alcohólico, según la define el American Collegue of Gastroenterology (1), es un grupo de afecciones en las que se presenta excesiva acumulación de grasa dentro delas células del hígado de gente que consume poco o nada de alcohol. Se trata de una enfermedad bastante común que afecta a nivel global al 20% de la población adulta y al 5% de los niños. Según esta misma sociedad afirma, a pesar de que tener grasa en el hígado no sea lo normal, la grasa en sí misma, posiblemente no daña al hígado no mostrando ningún síntoma.

El hígado graso no alcohólico si está reconocida como la principal causa de elevación de las enzimas hepáticas aunque esto no lleve un daño evidente asociado. Sin embargo, solo una pequeña proporción de personas con hígado graso desarrolla esteatohepatítis no alcohólica, estima que aproximadamente un 5% de la población global (2), y padecerla implica la inflamación de las células y fibrosis en el hígado pudiendo desembocar en un estado de cirrosis.

Son numerosos los trabajos científicos que han demostrado la asociación entre los distintos componentes del síndrome metabólico, principalmente la obesidad abdominal, y el desarrollo de hígado graso no alcohólico. Por poner un ejemplo se puede citar un estudio español del año 2013 (3) que incluyó a más de 600 personas entre casos y controles con más de 600 personas que determinó que el hígado graso no alcohólico se asoció claramente con la obesidad, la resistencia a la insulina y la hipertrigliceridemia.

Un estudio publicado online el pasado mes en la revista Journal of Hepatology ha sido realizado a este respecto por investigadores estadounidenses del Centro Jean Mayer para la investigación de la nutrición humana en el envejecimiento (Jean Mayer USDA Human Nutrition Research Center on Aging) perteneciente a la Unviersidad de Tufts (4). Sin embargo, su objetivo era más concreto que el de asociar patologías del síndrome metabólico al hígado graso no alcohólico, querían estudiar la posible relación del consumo de bebidas azucaradas con esta patología.

Los investigadores analizaron 2.634 cuestionarios dietéticos de hombres y mujeres blancos de mediana edad no consumidores de alcohol que participaron en la tercera generación del famoso macroestudio Framingham Heart StudySe consideró como bebida azucarada todas bebidas a base de café, los refrescos carbonatados, las limonadas, los zumos y batidos de frutas, los tés y cualquier bebida reportada en los cuestionarios que estuviera endulzada con azúcar (glucosa, fructosa, etc.), no considerando en esta categoría las bebidas endulzadas con edulcorantes artificiales o naturales. Se dividió la muestra en tres grupos: personas que tomaban desde una bebida azucarada al mes a menos de una bebida a la semana, personas que tomaban una o más bebidas azucaradas a la semana pero menos de una al día y personas que tomaban al menos una bebida con azúcar al día.

Todos participantes se sometieron a una tomografía axial computarizada (TAC) para medir la cantidad de grasa de su hígado y, aplicando un punto de corte ya reconocido en la literatura, definieron a las personas que padecían hígado graso no alcohólico. Los resultados mostraron significativamente más casos de hígado graso no alcohólico entre las personas que toman bebidas azucaradas a diario en comparación con las personas que las tomaban muy esporádicamente, suponiendo 1.16 veces más riesgo de padecer esta patología. Además, las personas que consumían esta bebidas a diario tuvieron más elevadas las transaminasas hepáticas.

Estos resultados se mantuvieron incluso al ajustar los cálculos teniendo en cuenta factores de confusión como la edad, el sexo, el IMC y otros factores dietéticos o de estilo de vida como la ingesta diaria de calorías, cantidad de alcohol o cantidad de cigarrillos. Cabe destacar que los autores también analizaron la posible relación entre esta patología hepática y el consumo de bebidas “light”, generalmente endulzadas con edulcorante y no encontraron ninguna asociación.

Según mencionan los autores, son pocos los estudios observacionales que han examinado la relación entre las bebidas azucaradas y el hígado graso no alcohólico. Además, los estudios de tipo transversal (aquellos que valoran a un grupo de personas concretas en un momento concreto de sus vidas), no permiten establecer relaciones de causalidad. Para acabar de profundizar en esta asociación y conocer qué papel pueden jugar los azúcares en el desarrollo de esta patología serían necesarios estudios prospectivos a largo plazo que permitan ver la progresión de los participantes. Los autores concluyen muy sabiamente que «Aunque hay mucha más investigación por hacer, las bebidas azucaradas son una fuente de calorías vacías”, lo cual, consumido en elevadas cantidades a diario, sólo puede conducir a estados fisiológicos patológicos.

Referencias:

1.- Feldstein AE, Kay MH. Enfermedad por hígado graso. American Collegue of Gastroenterology. Disponible en: http://patients.gi.org/recursos-en-espanol/enfermedad-por-higado-graso/

2.- Vernon et al. Systematic review: the epidemiology and natural history of non-alcoholic fatty liver disease and non-alcoholic steatohepatitis in adults. Alim Pharmacol Therap, 2011; 34 (3): 274-285.

3.- Caballería et al. Factores de riesgo asociados a la presencia de hígado graso no alcohólico: un estudio de casos y controles. Med Clin, 2013; 141 (6): 233-239.

4.- Ma et al. Sugar-sweetened beverage, diet soda, and fatty liver disease in the Framingham Heart Study cohorts. J Hepatol, 63 (2): 462-469.

Noticia redactada por Noemí López Ejeda (Asociada SEDCA) @LopezEjedaN en Twitter

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