La denominada «dieta de la sonda» o «de la mochila» se está difundiendo en España desde Italia con la promesa de hacer perder peso Fácil y rápidamente. Pero ¿es segura, eficaz e inocua? Eso es lo que prometen sus promotores, pero la realidad parecer ser otra…
Dieta «de la sonda»
La alimentación mediante una sonda nasogástrica es un método antiguo bien conocido sobre todo en el ámbito hospitalario. Su función es nutrir a las personas que tienen una manifiesta imposibilidad de alimentarse por sí mismos mediante un sistema convencional. Es decir: se reserva a pacientes con un estado de salud complicado. Para ello, existen en el mercado productos específicos destinados a la alimentación enteral que tienen que cumplir unos criterios estándar de calidad en cuanto a su contenido nutritivo y seguridad microbiológica.
El uso de la alimentación mediante sonda para la pérdida de peso es cuestionable desde un principio por dos razones elementales: a) una persona con sobrepeso u obesidad puede alimentarse normalmente y no requiere este sistema y b) no es un método seguro ni está indicado para la pérdida de peso.
Sin embargo, en Estados Unidos se está difundiendo su uso (‘dieta de la boda‘) entre personas que quieren perder peso rápidamente así como en otros países como Italia y España. De hecho, su uso se extiende no entre personas muy obesas sino entre personas con sobrepeso. El motivo es la promesa de conseguir una pérdida de peso de alrededor de 10 Kg en una semana o diez días. A menudo se acompaña con la promesa de que ‘el peso perdido no se vuelve a recuperar’.
La dieta de la sonda a veces se verifica previo ingreso en un Centro clínico pero, casi siempre, se ofrece a precios mucho más reducidos en consultas donde se instala la sonda y no se vuelve a ver al paciente hasta pasados los diez días de tratamiento. Es decir, se trata de un tratamiento ambulatorio donde los pacientes trabajan, se duchan, se bañan con la sonda instalada. El preparado que se introduce en la ‘mochila’ es un suplemento proteico del que no conocemos muchas más cosas al tratarse de un tratamiento no estándar. Así, no es imposible que pueda contaminarse con gérmenes en una preparación de tipo ‘casera’. O que se concentre o se diluya más de la cuenta dependiendo de las habilidades o creencias del paciente. Hay que tener en cuenta que la dieta de la sonda suele aportar entre 300 y 800 Kcal. diarias. Habitualmente, no más de 350 Kcal. para alcanzar la mayor pérdida de peso posible en el menor tiempo.
En una semana con este tipo de ‘dieta’ se produce un estado de cetosis al quemar el organismo sus grasas y no disponer de carbohidratos. La consecuencia más inmediata suele ser un estado de anorexia, cansancio, etc. Recordamos que en los primeros días de estas dietas de corta duración, el organismo pierde grasa, evidentemente, pero también agua y proteínas lábiles. La consecuencia es que una vez finalizada la dieta el peso se recupera con gran rapidez. Estos programas de pérdida de peso no suelen conllevar una reeducación del paciente sobre sus hábitos alimentarios erróneos. En definitiva, la recuperación del peso suele ser tan rápida como la pérdida.
La dieta recomendable
La ‘dieta de la sonda’ no es recomendable desde ningún punto de vista para la mayoría de la población con sobrepeso u obesidad. Puede tener riesgos para la salud de quienes la practican y no reeduca ni modifica las conductas alimentarias erróneas que han conducido a la obesidad.
La mejor dieta conocida por los científicos, eficaz y sin riesgo, para garantizar a medio y largo plazo la recuperación del peso adecuado es aquella variada y equilibrada adaptada a las características individuales de cada persona dentro de un estilo de vida saludable en el que una actividad física correcta es esencial.
Para saber más:
http://www.antena3.com/programas/equipo-investigacion/noticias/dieta-sonda_2012060700101.html#