Después de veinte días en Chad, el esfuerzo de Marina, nuestra nutricionista voluntaria, comienza a dar sus frutos de dos maneras: conocemos mejor las necesidades y características tanto del Hospital como de la población local y vamos centrando las posibilidades reales de mejora de la nutrición en el entorno hospitalario, especialmente en el caso de los niños.
«En estos momentos, un programa de UNICEF ha suministrado un suplemento nutricional (Pumplynut) a los niños con malnutrición que acuden al hospital. Sin embargo, la solución es parcial y revela las condiciones bien ‘especiales’ que se dan en estos países: en efecto, los familiares de esos niños acampan en las cercanías del Hospital y no tienen comida ni muchos recursos. Las mamás de los niños, sobre todo, no quieren más que irse a casa ya que allí tienen sus huertos y animales y pueden comer. Además, el escaso dinero que tienen lógicamente se invierte en medicamentos.
El problema se agrava porque casi todas las mujeres con un bebé hospitalizado a su vez están aún dando el pecho al niño, lo cual repercute también sobre él. Eso cuando además no están embarazadas… por eso, a menudo mienten cuando les preguntas si el niño vomita, etc. ya que su mayor deseo es volver a casa cuanto antes.
Como siempre, en algún momento las autoridades o quien corresponda tendrán que plantearse que es más barato curar con comida que con medicamentos y transfusiones cuando la desnutrición ya está…
Un problema generalizado es la falta de higiene dadas las penosas condiciones de obtención y distribución del agua potable. Ya se sabe: a peor agua, más enfermedades sobre todo entre los más pequeños. Un endiablado círculo vicioso en el que mucha gente no tiene acceso al agua que se saca con bomba (de pozos más profundos y más higiénicos), o no tiene dinero suficiente y coge la de un pozo más superficial, mal protegido, menos profunda y más contaminada seguramente.
Una actuación que promete ser muy eficaz es la actividad formativa y educativa entre las mamás de los niños del Hospital y entre los posibles agentes comunitarios de salud. Con ese reto andamos ahora… preparando materiales, traducciones, etc. Por ejemplo, explicar la importancia de los alimentos proteicos es básico. Pero también lo es referirse a las ventajas de frutas y verduras que aquí están muy desvalorizadas precisamente por ser baratas…
Aunque siempre serás aún más esencial insistir en que los niños más pequeños tienen que tener una atención y una alimentación específica. Hay que tener en cuenta que muchos niños están malnutridos simplemente porque comen con toda la familia y no se les da ninguna prioridad. De este modo, la madre o el padre van comiendo y de vez en cuando le dan un trozo al pequeño. Como comen todos del mismo plato y dado que los pequeños comen más lento y los niños mayores más deprisa… el plato está vacío cuando los chiquitines apenas acaban de empezar a comer. Otro reto: implantar soluciones como el que los niños pequeños no coman con toda la familia, sino que se les dedique un espacio específico en el que coman lo suficiente sin demasiada ‘competencia’ a su lado.
Asimismo, me estoy centrando en actividades de juego con los niños. No hay mucha costumbre de jugar con los pequeños y esto cuando están enfermos, además, contribuye a su escasa estimulación psicomotora. Jugar con ellos… ¡ha tenido mucho éxito!, los niños se han puesto muy contentos y las madres también. Madres que ahora ya me conocen gracias a los juegos y han visto a sus hijos colorear las imágenes que luego voy a usar para las formaciones… el próximo paso que las juegos sean educativos para algunos niños más mayores y vayan entendiendo la importancia de la higiene, el lavado de manos, etc. «