Estrés y obesidad: una relación cada día mejor definida

| Publicado por | Categorías: Estudios científicos, Nutrición y dietética

Los expertos afirman que es una relación recíproca: padecer obesidad genera estrés en diferentes ámbitos cotidianos y el estrés, según muestran los estudios, también fomenta directamente la obesidad debido a desarreglos neurofisiológicos.

El primer estudio que demostró experimentalmente una relación entre el estrés y la obesidad fue publicado en la prestigiosa revista Nature Medicine en el año 2007 (1).Los científicos encontraron, en ratones, un mecanismo basado en neurotransmisores que podría explicar por qué la gente con estrés crónico ganaba más peso de lo que cabría esperar por las calorías que consumían.

Los responsables: el Cortisol y el Neuropéptido Y

Cuando nos estresamos por cualquier causa, nuestras glándulas suprarrenales segregan cortisol también conocida como hormona del estrés. Esta hormona provoca que aumente el nivel de glucosa en sangre, deprime el sistema inmune y fomenta el metabolismo de las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono.

Sin embargo, si el estrés es continuado provoca que el cortisol se acumule en sangre hace que se libere el llamado neuropéptido Y (NPY) desde el cerebro y los nervios del sistema simpático. Los autores del estudio han comprobado que esto, a su vez, hace que las células de la grasa abdominal también se pongan a producir y liberar NPY. Esto tiene una doble consecuencia:

  • Se da un proceso de angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos que favorece la llegada de ácidos grasos desde el intestino.
  • Se produce la diferenciación de adipocitos nuevos por lo que aumenta la capacidad de almacenaje de esos ácidos grasos.

Estos dos procesos conllevan a una mayor acumulación de grasa en la zona abdominal con el consiguiente riesgo para la salud al aumentar la probabilidad de padecer cualquier enfermedad cardiovascular o del síndrome metabólico.

Otros estudios también han asociado este NPY con el control del apetito quedando demostrado que su activación favorece la hiperfagia o falta de saciedad y, concretamente, fomenta el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (2). Según los autores, la secreción normal de este neuropéptido se rige por los ritmos circadianos, es decir, por la dinámica de sueño-vigilia, y cualquier alteración en los horarios de sueño o comida altera también su secreción. Curiosamente esto vuelve a ligar el estrés y la obesidad con el descontrol en los horarios de comida y la falta de sueño, en un ciclo que se retroalimenta, pues es la gente estresada la que menos duerme y come rápido en horarios poco estables.

Estrés y cambios en el perfil lipídico

Investigadores españoles del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y de la Universidad de Santiago de Compostela, acaban de publicar este mes un estudio en el que asocian el estrés en el trabajo con alteraciones en el metabolismo de los ácidos grasos (3).

Se han estudiado más de 90.000 trabajadores y casi un 9% ha declarado haber tenido dificultades para hacer frente a su trabajo en el último año. Según el estudio, estas personas que padecen estrés laboral tienen mayor riesgo de padecer dislipemia por una elevación en sangre del colesterol total y de los triglicéridos. Así mismo por un aumento del colesterol de baja densidad (LDL), conocido vulgarmente como el “colesterol malo”, en detrimento del de alta densidad (HDL) o colesterol bueno.

Para valorar el potencial riesgo de obstrucción de las arterias han empleado el índice de aterogenicidad (IA), el cual, relaciona la proporción de ácidos grasos como el láurico, el mirístico y el palmítico (de 12, 14 y 16 carbonos respectivamente), en relación con los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados encontrados en la sangre. En general, se considera de riesgo a un varóncuyo IA esté por encima de 5,5, mientras que ese límite es más bajo para las mujeres (5,0). En general, las personas que relataron tener estrés laboral presentaron un IA elevado.

El estrés de los padres también fomenta la obesidad en los hijos

En Octubre del año pasado se publicó en la revista Pediatrics otros estudio basado en la relación entre el estrés y la obesidad (4), aún más curioso pues concluía que los niños consumen comida rápida con más frecuencia si sus padres están estresados.

Se trabajó con 2.119 familias que tenían hijos en edades desde los 3 a los 17 años. Los autores relataban como factores más estresantes para los padres: la replique breitling tensión financiera, así como el mal estado de salud físico o mental. Pero los más afectados eran aquellos hogares de constitución monoparental.

Curiosamente, estos niños no tenían reducido el consumo de frutas y verduras, pero si aumentado el de comida rápida. La explicación que le dieron a este resultado se basa en que los padres estresados tienden a comprar más comida rápida con el fin de ahorrar tiempo  y evitar las discusiones con sus hijos por las comidas.

Debemos recordar que la actividad física moderada es una de las mejores vías de escape del estrés acumulado y, además, ayuda a controlar nuestro peso por lo que evitamos la obesidad atajando dos de sus focos de una vez.

Referencias:

1) Kuo et al. Neuropeptide Y acts directly in the periphery on fat tissue and mediates stress-induced obesity and metabolic syndrome. Nature Medicine, 2007;  13: 803-811. http://www.nature.com/nm/journal/v13/n7/full/nm1611.html

2) Kalra y Kalra. NPY and cohorts in regulating appetite, obesity and metabolic syndrome: beneficial effects of gene therapy. Neuropeptides, 2004; 38: 201–211. http://www.neuropeptidesjournal.com/article/S0143-4179(04)00056-3/abstract

3) Catalina-Romero et al. The relationship between job stress and dyslipidemia. Scandinavian Journal of Public Health, 2013; 41: 142–149. http://intl-sjp.sagepub.com/content/41/2/142.abstract

4) Parks et al. Influence of Stress in Parents on Child Obesity and Related Behaviors. Pediatrics, 2012; 130 (5): e1096 – e1104. http://www.pediatricsdigest.mobi/content/130/5/e1096.short

Noticia elaborada por Noemí López-Ejeda (Asociada SEDCA) @LopezEjedaN


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *