Crónica de un viaje a Mizan Teferi (*), Etiopía.
Julio de 2018
Cierro los ojos, y mis recuerdos me transportan a aquel maravilloso lugar, lleno de luz, color, alegría y sobre todo, de muy buena gente. Siempre hay alguna mano y una sonrisa, allá por donde vayas, que te saluda, da igual que estés paseando por Mizan Téferi o con la mirada perdida a través de la ventanilla del autobús. Creo que se trata de un estilo propio Africano, el cual espero y deseo que nunca pierdan, porque los hace admirables.
Qué importante es vivir cada momento, en el momento que se está dando el instante, porque de repente abres los ojos, y ya estás otra vez viviendo tu realidad en la gran urbe…y es que la vida es un sueño… aunque claro, es sueño para los que vamos, desconectamos de nuestra rutina, lo pasamos bien, que incluso allí, siempre estamos rodeados de materiales y ricos alimentos que nos hacen la vida más fácil y envidiable y a las semanas, ya estamos de vuelta a casa a nuestro “fantástico mundo lleno de comodidades”.
Porque no olvidemos nuestro propósito allí: la “mejora nutricional y análisis del crecimiento como resultado de un buen estado salud, de los niños que asisten a la guardería de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, en Mizantéferi”. En efecto, tras nuestro primer viaje, en octubre del año pasado, y después de analizar críticamente la situación, detectamos rápidamente aquellos elementos básicos que a estos niños les faltaba en su dieta: PROTEINAS y CALCIO. Es lógico, ya que allí alimentos ricos en esos nutrientes son muy difíciles de adquirir por su coste elevado. La gente, por lo general, los reserva al final para las festividades religiosas especiales (no más de cinco veces al año).
Así que decidimos mejorar la dieta ya existente, la cual era lo que aquí diríamos como “vegetariana”, es decir, a base de leguminosas y granos y algo, muy poca, verdura. Nuestro intento de mejora se centró en aumentar la cantidad de verduras en la ingesta diaria, añadir dos huevos y tres vasos de leche a la semana, además de algunas recomendaciones respecto a la combinación de los alimentos para su mejor absorción por el organismo.
Seleccionamos además diferentes datos antropométricos, los cuales pudimos compararlos con los datos recogidos en este segundo viaje, con la intención de poder evaluar nuestro método y estudiar al mismo tiempo, la composición corporal de esta población africana.
Y porqué ocultarlo… me siento muy contenta y orgullosa de nuestro proyecto allí. Nuestros esfuerzos están mereciendo la pena, y aunque aún quedan por hacer algunos análisis de los datos recogidos que nos muestren los resultados en números, parece que nuestros niños crecen a una buena velocidad gracias a su buena predisposición genética, bien alimentada eso sí, con la dieta que se les da en el centro. Además, los niños son felices esos días en que ‘toca comer huevo’.
Como siempre, la educación es la base de todo, y siempre le dedicamos tiempo a talleres de higiene y nutrición orientados a los padres de los niños y otros vecinos de la comunidad que estén interesados en escucharnos. En estos momentos, nuestro proyecto sigue y crece, poco a poco y gracias al contagio, implicación y altruismo de la gente que se va uniendo en el camino a este trabajo.
Si hay suerte, en nuestro próximo viaje vendrán expertas microbiólogas granadinas acompañadas de un microscopio con el pondremos nombre y apellidos a aquellos parásitos que habitan en las barrigas de nuestros niños, para de este modo poder dar un tratamiento eficaz que acabe con ellos y alcanzar eficazmente nuestro propósito nutricional.
Lo cierto, es que nuestros niños son los más afortunados del pueblo por acudir a nuestra escuela y gozan de buena salud y gran alegría. Cada año, durante la apertura del nuevo curso escolar, muchísimos padres se apelotonan en las puertas de la guardería para poder inscribir a sus hijos en el centro, pues además es el único de educación preescolar de la zona, ya que en Etiopía, estos centros aún escasean mucho, y menos con la perspectiva nutricional y educacional, que este centro ofrece desde sus comienzos.
Los europeos ‘blancos’ no sabemos lo que tenemos hasta que no vamos a otros lugares y comparamos. Hay cosas tan básicas que ocurren y dejan de ocurrir al mismo tiempo en diferentes países, que da hasta vértigo pensarlo… imaginad cuando se va a un lugar como este y puedes comprobar este abismo con tus propios ojos… de hecho, tuvimos la desgracia de ver la terrible cara de la desnutrición severa por carencia casi absoluta de alimentos en niñas que vivían en un poblado cercano a Mizan. Se trataba de los Menit, una población de la Etiopía profunda donde esta gente intenta sobrevivir con apenas nada. Tras conocerlos de cerca, aprendimos lo que es realmente tener problemas en la vida… y aun así, la vida sigue y no espera a nadie.
Pero aparte de los momentos amargos, pues sería hipócrita y sensacionalista dejar el relato en eso, Etiopía, como todos los países, tiene muchas caras. Unas más bonitas que otras, pero todas son ciertas. Y es que la gente allí tiene algo especial, que aquí hemos perdido. La gente es muy sana de pensamiento y corazón y se ayudan siempre, incluso cuando no se tiene nada. Conocimos a una mujer, la cual siendo ya abuela, adoptó a un bebé que había sido abandonado. Los hijos son vistos como una bendición, y no como un problema. Ellos viven en comunidad, la mantienen viva. Son como una gran familia. Te acogen en sus casas, te presentan a sus nuevos hijos mientras te preparan una sabrosa comida y un buen café. Creo que no soy capaz de transmitir lo que supone esto, lo que realmente significa esto para ellos y para ti cuando estas allí.
Los buenos recuerdos, sin lugar a dudas, se hacen gracias a las personas que forman parte de ellos y es que con esa gente, se hace frente a todo lo que venga.
Este año, el equipo que hemos viajado, ha sido inmejorable, tanto en destrezas como en calidad humana. Compartimos infinitas conversaciones con las que intentamos encajar aquellas vivencias y percepciones del día, que de alguna manera, nos impresionan o simplemente, nos superan. Millones de gracias chicos.
Patricia Cobo.
Enfermera. Doctoranda en la U.C.M.
* El proyecto de mejora nutricional de Mizan Teferi está auspiciado y financiado por SEDCA y su Fundación Alimentación Saludable desde 2016.