- La OMS recomienda un consumo diario máximo de 2 gramos de sodio, equivalente a 5 gramos de sal (una cucharilla pequeña).
- La principal fuente de sodio será el salero de nuestras mesas, por lo que debemos procurar moderar su consumo en sustitución de otros aderezos: especias, limón, vinagre, aceite de oliva virgen extra… que nos permitan equilibrarlo.
- Los alimentos de forma natural también contienen sodio en menores cantidades.
- Los productos procesados como los precocinados (platos preparados, carnes preparadas, encurtidos, algunos quesos, embutidos y fiambres…) son fuentes elevadas de sodio, y en general, debemos procurar moderar su consumo para reducir el aporte de sal y también de otros ingredientes de baja calidad nutricional.
- Las conservas como: latas de pescado, conservas de legumbre o verduras… contienen sal como conservante. En su mayoría podemos desechar el líquido de conserva y enjuagarlas con agua, de tal forma que eliminaremos gran parte de la sal contenida. También los ahumados, pescados salados, aceitunas… son fuentes importantes de sodio.
- Productos procesados dulces también son fuente de sal, en ocasiones más de la que esperamos al no percibir su sabor salado: galletas, bollería…
En general, no más de un 10-20% de nuestro consumo de sodio procede del sodio naturalmente presente en los alimentos. Si nos excedemos en el consumo de sodio será por usar el salero más de lo necesario y sobre todo, por el consumo de productos procesados altos en sal. Es importante comprobar en la tabla de composición nutricional del etiquetado el aporte de sal y procurar optar por productos que contengan <1g de sal/100g de producto, o aquellos que contengan la alegación nutricional «Bajo en sal´´.